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jueves, 5 de abril de 2012

ADORACION AL SANTISIMO

Adoración ante el Santísimo Sacramento en la noche del Jueves Santo 


INTRODUCCIÓN
1-   Queremos acompañar a Jesús a lo largo de esta noche. Media hora, pero no de reloj, el tiempo como tal no importa tanto, sino el espíritu y la inten­sidad.
Decimos hora santa. ¡Ojalá lo sea! Santa, porque encaja dentro de una no­che santa, de una semana santa. Santa, porque queremos estar más cerca de Jesús, fuente de toda santidad. Santa, porque nos abrimos a la presencia del Espíritu Santo. Que Él venga en ayuda de nuestra flaqueza y nos enseñe a orar.
Acompañar a Jesús es poco. Mejor es unirse a él, compartir sus sentimientos, poner nuestro corazón junto al suyo. Esto exige silencio interior y vacia­miento espiritual.
— Ven, Espíritu Santo.
Llénanos de tu luz y de tu amor.
2-   ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, Jesucristo, tu Hijo, al derramar su sangre por noso­tros, se adentró en su misterio pascual; recuerda, pues, que tu ternura y tu mi­sericordia son eternas, santifica a tus hijos y protégelos siempre (Celebración de la Pasión).
Canto: ALMA DE CRISTO
3-   Ya en la última Cena Jesús se adentró, anticipándolo, en el misterio pas­cual; ya nos ofreció su cuerpo roto y su sangre derramada. Valoremos esta entrega eucarística del Señor. Es misterio de amor hasta el fin. No sólo rompe su cuerpo, sino que nos lo da a comer. No sólo derrama su sangre, sino que nos la da a beber. Comer el cuerpo y beber la sangre es la mayor compenetración que se puede dar con una persona, una comu­nión vital.

4-   En Getsemaní Lucas nos habla de un sudor de sangre. Fue motivado por la angustia en la que estaba sumido. Se diría que era el alma lo que suda­ba, sangre de las venas del alma.
Junto a Jesús se hizo presente un ángel. Que esta noche estemos tam­bién nosotros junto a Jesús, como ángeles de amistad, de consuelo.
5-  Tu ternura y tu misericordia son eternas.
No queremos fijarnos solamente en los aspectos dolorosos de la Pasión, fijémonos más bien en los aspectos amorosos. Dios nos hace saber que su ternura y su misericordia son eternas. Repetimos todos juntos.
-      Tu misericordia, Señor, es lo más fuerte.
-      Tu misericordia, Señor, sostiene el mundo.
-      Tu misericordia, Señor, es infinitamente más grande que el abismo de nuestras miserias.
-      Tu misericordia, Señor, no tiene límites ni fondo.
-      Tu misericordia, Señor, es nuestra esperanza.
-      Tu misericordia, Señor, es lo que nos salva.


CANTO de perdón. Nde ypýpe ajujevýma.
6-    LA ORACIÓN DEL HUERTO
MC 14,32-42 (leer)
7-   Getsemaní es la noche triste de Jesús, la hora crítica. Una hora que duró una eternidad. Jesús entró en agonía, y su agonía traspasa los siglos.
Getsemaní es noche oscura.
Getsemaní es soledad.
Getsemaní es ceguera e ingratitud de los amigos. Getsemaní es pavor.
Getsemaní es angustia.
Getsemaní es tristeza de muerte.
Getsemaní es sequedad, repetir y repetir las mismas palabras. Getsemaní es súplica desgarrada.
Getsemaní es silencio.
Getsemaní es lucha con Dios, hasta dejarse vencer. Getsemaní es cercanía de algún ángel bueno. Getsemaní es victoria del sí, en total radicalidad.

8-   Pero Getsemaní no fue… es, sigue existiendo:
·     En todo aquel que sufre dolores en su cuerpo o angustia en su alma.
·     En la persona que se siente excluida socialmente.
·     En el que está crucificado en la cama o silla de ruedas.
·     En el inmigrante que se juega la vida en la patera.
·     En el que fracasa una vez y otra.
·     En el torturado o injustamente encarcelado.
·     En las víctimas de la crueldad o de accidentes.
·     En el que ha perdido la ilusión y la esperanza.
·     En el que sufre depresión.
·     En el que no encuentra trabajo.
·     En el que lucha agónicamente por liberarse de sus dependencias.
·     En el que vive en la miseria a causa de la injusticia.
·     En el que muere de hambre o enfermedad curable.
·     En la mujer esclavizada y utilizada.
·     En el niño prostituido.
·     En el ser abortado. 

9-   LA PASIÓN TRINITARIA
El Hijo de Dios se encarnó, padeció, murió, resucitó.
Pero el Padre y el Espíritu no se desentienden de esta historia.
Podemos hablar de Pasión trinitaria, o al menos de Compasión.
Lo que padece el Hijo ¿no lo va a padecer-con-él también el Padre? ¿O es que al Padre le daban ganas de reír cuando veía a su Hijo llorar? ¿O es que el Padre quería que su Hijo padeciera? Y en cuanto al Espíritu no podía hacer otra cosa que envolver al Padre y al Hijo en su compasión y en su consuelo. Cuando Jesús reza o gime o llora, el Espíritu está rezando, gimiendo, llorando con él. Dicho poéticamente: «El brazo de Longinos ha llegado más allá del Corazón de Cristo, ha abierto a Dios, ha pasado hasta el centro mismo de la Trinidad»


El Padre nos entregó a su Hijo por amor. No lo entregó para que padeciera y muriera, sino para que amara hasta la pasión y la muerte.
El Hijo se entregó a nosotros por amor. «Me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20), «Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma» (Ef 5,2). La nota vibrante la da siempre el amor.
El Espíritu Santo es el mismo Amor entregado y compartido, es el que está haciendo posible toda entrega, es el que está poniendo en todo la Pasión, el toque de redención y de gracia. Es la sangre de la sangre y el amor de todo amor.
CANTO: Cantemos YO TE BUSCO.
10-      ORACION
Ante el Cristo caído en tierra por la soledad y la angustia pongamos todos los que están sufriendo su propio Getsemaní.
·     Los enfermos, que ya no pueden más.
·     Los ancianos, que no aguantan su soledad.
·     Los niños explotados, que ya no ríen.
·     Los hambrientos, que ven de cerca a la muerte.
·     Las mujeres agredidas, tratadas como objeto.
·     Los inmigrantes y desplazados, con sus miedos y añoranzas.
·     Los encarcelados, con sus alas cortadas.
·     Los que no tienen trabajo, desilusionados.
·     Los que no tienen techo, a la intemperie.
·     Los tristes y desesperados, que viven muriendo.
·     Los drogadictos y demás adictos, atrapados por agujeros negros.
·     Los no queridos, siempre con hambre.
·     Los traicionados y fracasados, que no quieren seguir luchando.
·     Por todos los caídos, que no se levantan.

11-       Señor Jesús, toca nuestro corazón en la hora difícil, que nadie se sienta solo en la noche triste, que todos encuentren la mano amiga en los momentos de crisis, que tu debilidad nos haga fuertes y tu oscuridad encienda nuestra fe. Tú nos haces tan feliz y alegras nuestros corazones.
CANTO: TÚ ME HACES TAN FELIZ.

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