TEMA: JÓVENES EN FAMILIA, CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS.
28/11/16 -- Barrio 23 de octubre.
Rvdo. Padre. Carlos Tavares Dos
Santos Sampaio
Qué alegría cuando me dijeron, vamos
a la casa del Señor, este es un salmo que revela el peregrinar del pueblo de
Dios hacia el gran Templo de Jerusalén donde despiertan su alegría porque allí
en el templo se encontrarán con su Dios y, nosotros prácticamente estamos
haciendo esa misma experiencia después de peregrinar por los barrios llevando
la buena nueva, visitando los hogares. Nos encontramos aquí con esa alegría y,
agradecemos porque sabíamos que desde el momento en que misionábamos era Dios
quien nos orientaba, era Dios quien nos ha mandado. Ahora debemos unificar esa
alegría y justamente caminar con nuestra mamá, Nuestra Señora de Caacupé empezando
nuestro novenario.
Como siempre, el Papa cada año
proclama un tema que nos ayuda a reflexionar, pero con una particularidad de
que el año se hace tres, es decir, en tres años vamos a reflexionar el mismo
tema, El trienio de la juventud, dando una cabida y énfasis a la juventud y,
justamente - Cuál fue la motivación que el papa coloca en la atención, en la
mirada y cuidado de la iglesia porque justamente los grandes sabios se da a
través de la juventud. Esa juventud que trae esa garra recibida de los padres que
mira el horizonte y ve esa posibilidad de crecimiento, esa posibilidad de
transformación. esta es la reflexión que tendremos a lo largo de estos tres
años, colocando al joven como atención de nuestra evangelización y en nuestras
oraciones y, el tema que nos acompaña a lo largo de estos tres años, es
justamente los que tenemos ahí delante de la puerta: ABRAZAR A CRISTO.
¿Qué significa abrazar a
Cristo? Es configurarse con Cristo. Es decir
asumir mi vida, reconocer lo que yo soy, contemplar a Cristo y dar todo aquello
que no coincide con su vida para que “Ser Cristiano” no sea solamente un título.
Ser cristiano sea vivir a Cristo en día a día en nuestro caminar, es decir. El cristiano
está llamado a ser nuevo “Instrumento de Dios”, está llamado a ser otro Cristo
en la casa, en la escuela, en el hogar, donde quiera que sea. Cristo no puede
ser guardado. Está visto que entra en nuestra historia porque somos los
enviados, somos instrumentos para anunciar esta presencia del Cristo viviente,
un Cristo que se dedica, un Cristo que se dona para cuidar la vida de las
ovejas descarriadas.
Estamos llamados, en particular
los jóvenes quienes tienen garras e ímpetu. Los jóvenes deben ser siempre inquietos
no para anunciar algo destructivo ni tampoco para hacer “sarambí” sino que está
llamado justamente “anunciar a Cristo” a otros santos jóvenes que el Hijo de
Dios ha nacido entre nosotros para felicidad y la alegría de los demás.
Hoy en el primer día del
novenario tiene como tema: El joven en familia creado a imagen y semejanza de
Dios. Mientras yo reflexionaba, me preguntaba, ¿cuál es la intimidad de Dios? ¿Cuál
es la palabra acertada que puede revelar el “Ser de Dios”? la palabra acertada
es FAMILIA, es unidad, es comunidad, es comunión: Dios, Padre, Hijo y Espíritu
Santo; Santísima Trinidad. La comunidad perfecta y, el joven debe ser una
persona ávida de vínculos, una persona que no quiera quedar sola pero, esa intimidad
donde se realiza en primer lugar: en la familia. Entonces podríamos decir que
el joven es el reflejo de la familia.
Muchas de las veces hay una música
cantada y rayada que dice que los jóvenes son esto o aquello. Noo, los jóvenes son
el reflejo de la familia y si nos damos cuenta el trienio de la familia es una
secuencia de esta temática, justamente la Familia está llamada a cuidar la
vida, a impulsar y colocar valores en la vida del joven, para que el joven no
sea un camino de tentaciones sino que sea alguien que tiene anclada su vida en
Cristo Jesús. Un joven que, normalmente es una persona constructiva y que
revela siempre ambiente de familiaridad.
La familia no debe cansarse de
evangelizar no sola con palabras sino con la vida. Los hijos cuando son pequeños
y en la adolescencia obedecen y escucha a papá y a mamá pero cuando papá y mamá
no son consecuentes con lo que dicen, infelizmente los hijos les dicen “otro
día te voy a escuchar”. El papá y la mamá pierden autoridad cuando se encuentran
en una contradicción entre lo que dice y lo que vive.
En la familia recibimos la fe, es
la iglesia doméstica, los primeros catequistas están en la familia: papá y
mamá, que no deben postergar la educación de sus hijos. Papá y mamá tienen que perder
el tiempo y la vida gastando para el bien de los hijos y, es el mayor regalo
que pueden dar los padres a sus hijos. Los hijos no esperan celulares, hermosas
casa ni nada parecido, los hijos esperan el tiempo y la preferencia de sus
padres, de que pasen con ellos mucho tiempo para enseñarles y orientar sus
vidas para anclar en los valores sus vidas.
Sabemos que la vida es un regalo
de Dios y en Dios la vida es regalo para los demás, por eso es necesario
compartir y reflexionar como familia. Pensemos: ¿cómo estamos tratando a
nuestros hijos? Será que mi hijo está bien con sólo llenarlo de comida y ropas?
O, mi hijo realmente es la niña de mis ojos, aquél que ocupa mi corazón y mi
atención. ¿Qué lugar ocupa mi hijo en mi vida? ¿Qué lugar ocupan los jóvenes en
nuestra comunidad?
La familia no solo es el hogar sino
que forma la comunidad. Si realmente asumimos con toda intensidad podemos
cambiar esa gran crisis, no solamente la crisis económica sino la crisis en
valores. Los jóvenes pueden discernir esta situación, siempre y cuando papá y
mamá están ahí cuidando y orientando constantemente la vida de sus hijos.
El evangelio deja un mensaje
claro y, para entender los misterios de Dios no es necesario tener la cabeza
estructurada y una tradición religiosa, es decir se necesita al ser humano en
primer lugar, con humildad y confianza. Vemos al centurión romano que no era
judío, sin embargo mirando la vida de Jesús pudo ver en él al Hijo de Dios. En su
simplicidad y humildad encuentra el valor del Señor y, justamente muchas veces
abandonamos a Jesús porque usamos mucho la razón, sin embargo el centurión usó
el corazón, allí Jesús es el que viene a traer la buena noticia, a revertir las
situaciones de enfermedad y a cuidar la vida. El centurión nos da una enseñanza
que nuestra oración debe ser de comunión y solidaridad, él no vino a pedir para
sí mismo, vino a pedir para su servidor y Jesús escucha, esa debe ser nuestra
oración, olvidarnos de nosotros mismos y acordarnos de los demás porque somos
encargados de la vida de nuestros hermanos, no somos el centro de las atenciones
ni la última coca cola en el desierto. La visión es salir de sí mismo para encontrar
al otro y la felicidad está cuando afecta positivamente la vida de los demás. La
felicidad está en dar la vida por los amigos.
El cristiano es una persona
altruista, que se ocupa constantemente del otro y se siente feliz en la medida
en que el otro se siente feliz. El rostro del otro refleja mi estado anímico. Cuando
el otro está triste, yo no puedo ser una persona feliz. Una oración dicha con
ese espíritu de solidaridad, el Señor escucha. El señor elogió al centurión
romano diciendo: he pasado por Jerusalén, pero no he encontrado una persona con
tanta fe. ¿Porqué? Porque su fe lo movió a interesarse por la vida de los demás.
Nosotros somos cristianos, pero
cristianos para qué… para entrar en intimidad con Dios y basta? O venimos acá
para cargarnos de energía de tal modo cuando volvamos a casa, al trabajo,
colegio… podamos ser una persona de amor que reconstruye la vida de los demás.
Escuchamos el final del evangelio
que, justamente esa oración que se hace comunión genera el sueño de Dios. ¿Cuál
es el sueño de Dios? La salvación sea
para nosotros y para todos. Termina diciendo que en el Reino de los Cielos
vendrán muchos del oriente y del occidente porque Jesús revela que la salvación
es para todos.
Hemos tenido la alegre
experiencia de la misión casa por casa, que al ser visitado siente el amor de
Dios y que la Virgen los acompaña, pero también se dieron cuenta que no basta
alegrarse con círculo cerrado, que necesariamente debemos abrirnos para llevar
la buena noticia a tantas personas que se han olvidado de Dios. Con esta visita
sencilla cuántos milagros se ha producido, quizás esa persona no sabe leer pero
con su rosario pueden rezar. Tantas gentes hoy es el fruto de esa misión y no solamente
eso, cuántos frutos dio este trabajo a través de la simplicidad de los
misioneros y los que acompañaron.
Podemos tener grandes estructuras
pero si no tenemos un corazón que en vez de atrapar a la gente, ¿qué hacemos? repelemos,
ponemos ambientes generadores de destrucción, de división. Una persona que se
retira de la iglesia no es porque no cree en Dios, talvez porque aquello que
encontró no lo ha recibido y, nosotros estamos invitados en este día en
particular para pensar: de qué soy culpable?, quien se escandalizó por mí? Qué
puedo hacer todavía?
El buen trato construirá la
comunidad. No podemos maltratar a nadie, me entristece y me genera una angustia
tremenda al ver un cristiano maltratando a su hermano, pero ¿qué cristianos
somos? No entendimos nada todavía. Cada uno tendrá que responder.
Ser cristiano es ser otro Cristo.
Queridos hermanos, que la envidia, el odio, la bronca, el rencor sean
eliminados. Pidamos a lo largo de esta novena que cambiemos nuestro parecer,
moderemos nuestra conducta. Dios nos necesita pero si estos antivalores persisten
en tú corazón, infelizmente no podrás ser instrumento de Dios. Aquí somos una
familiar que compone las 14 comunidades, tenemos que cuidar a los pequeños para
que ellos se sientan seguros antes los grandes, ayúdenlos a crecer, caminemos
como comunidad en comunión. Que esta novena no sea solo una novena, bien sé que
muchos esperaron con expectativa esta novena... Llegó la novena y para qué? Este
novenario debe transformar nuestras vidas, debe hacernos reflejos de Dios en la
casa, en el hogar, en el trabajo.
Queridos hermanos, pidamos esto a
Dios. Dios no nos hizo solitarios pero si nos desconectamos de Dios, podemos
destruir la vida de los hermanos. Ojalá seamos personas de amor, de paz. Las miradas
que generan dolores en el corazón no entren más en nuestros ojos. Esas palabras
quitemos de nuestros discursos, que nuestra mirada sea la de Dios, una mirada
tierna, lleno de cariño y misericordia. Que nuestras palabras sean de amor y
que todos se sientan como hermanos. Somos la sociedad alternativa, somos
cristianos y que la gente diga: mira cómo se aman. El que tiene más que
comparta con el otro. Así sea.
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