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martes, 29 de noviembre de 2016

Homilía del primer día del novenario en la Parroquia Ntra. Sra. de Caacupé


TEMA: JÓVENES EN FAMILIA, CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS.

28/11/16 -- Barrio 23 de octubre.
Rvdo. Padre. Carlos Tavares Dos Santos Sampaio


Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor, este es un salmo que revela el peregrinar del pueblo de Dios hacia el gran Templo de Jerusalén donde despiertan su alegría porque allí en el templo se encontrarán con su Dios y, nosotros prácticamente estamos haciendo esa misma experiencia después de peregrinar por los barrios llevando la buena nueva, visitando los hogares. Nos encontramos aquí con esa alegría y, agradecemos porque sabíamos que desde el momento en que misionábamos era Dios quien nos orientaba, era Dios quien nos ha mandado. Ahora debemos unificar esa alegría y justamente caminar con nuestra mamá, Nuestra Señora de Caacupé empezando nuestro novenario.


Como siempre, el Papa cada año proclama un tema que nos ayuda a reflexionar, pero con una particularidad de que el año se hace tres, es decir, en tres años vamos a reflexionar el mismo tema, El trienio de la juventud, dando una cabida y énfasis a la juventud y, justamente - Cuál fue la motivación que el papa coloca en la atención, en la mirada y cuidado de la iglesia porque justamente los grandes sabios se da a través de la juventud. Esa juventud que trae esa garra recibida de los padres que mira el horizonte y ve esa posibilidad de crecimiento, esa posibilidad de transformación. esta es la reflexión que tendremos a lo largo de estos tres años, colocando al joven como atención de nuestra evangelización y en nuestras oraciones y, el tema que nos acompaña a lo largo de estos tres años, es justamente los que tenemos ahí delante de la puerta: ABRAZAR A CRISTO.

¿Qué significa abrazar a Cristo?  Es configurarse con Cristo. Es decir asumir mi vida, reconocer lo que yo soy, contemplar a Cristo y dar todo aquello que no coincide con su vida para que “Ser Cristiano” no sea solamente un título. Ser cristiano sea vivir a Cristo en día a día en nuestro caminar, es decir. El cristiano está llamado a ser nuevo “Instrumento de Dios”, está llamado a ser otro Cristo en la casa, en la escuela, en el hogar, donde quiera que sea. Cristo no puede ser guardado. Está visto que entra en nuestra historia porque somos los enviados, somos instrumentos para anunciar esta presencia del Cristo viviente, un Cristo que se dedica, un Cristo que se dona para cuidar la vida de las ovejas descarriadas.

Estamos llamados, en particular los jóvenes quienes tienen garras e ímpetu. Los jóvenes deben ser siempre inquietos no para anunciar algo destructivo ni tampoco para hacer “sarambí” sino que está llamado justamente “anunciar a Cristo” a otros santos jóvenes que el Hijo de Dios ha nacido entre nosotros para felicidad y la alegría de los demás.

Hoy en el primer día del novenario tiene como tema: El joven en familia creado a imagen y semejanza de Dios. Mientras yo reflexionaba, me preguntaba, ¿cuál es la intimidad de Dios? ¿Cuál es la palabra acertada que puede revelar el “Ser de Dios”? la palabra acertada es FAMILIA, es unidad, es comunidad, es comunión: Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo; Santísima Trinidad. La comunidad perfecta y, el joven debe ser una persona ávida de vínculos, una persona que no quiera quedar sola pero, esa intimidad donde se realiza en primer lugar: en la familia. Entonces podríamos decir que el joven es el reflejo de la familia.

Muchas de las veces hay una música cantada y rayada que dice que los jóvenes son esto o aquello. Noo, los jóvenes son el reflejo de la familia y si nos damos cuenta el trienio de la familia es una secuencia de esta temática, justamente la Familia está llamada a cuidar la vida, a impulsar y colocar valores en la vida del joven, para que el joven no sea un camino de tentaciones sino que sea alguien que tiene anclada su vida en Cristo Jesús. Un joven que, normalmente es una persona constructiva y que revela siempre ambiente de familiaridad.

La familia no debe cansarse de evangelizar no sola con palabras sino con la vida. Los hijos cuando son pequeños y en la adolescencia obedecen y escucha a papá y a mamá pero cuando papá y mamá no son consecuentes con lo que dicen, infelizmente los hijos les dicen “otro día te voy a escuchar”. El papá y la mamá pierden autoridad cuando se encuentran en una contradicción entre lo que dice y lo que vive.

En la familia recibimos la fe, es la iglesia doméstica, los primeros catequistas están en la familia: papá y mamá, que no deben postergar la educación de sus hijos. Papá y mamá tienen que perder el tiempo y la vida gastando para el bien de los hijos y, es el mayor regalo que pueden dar los padres a sus hijos. Los hijos no esperan celulares, hermosas casa ni nada parecido, los hijos esperan el tiempo y la preferencia de sus padres, de que pasen con ellos mucho tiempo para enseñarles y orientar sus vidas para anclar en los valores sus vidas.

Sabemos que la vida es un regalo de Dios y en Dios la vida es regalo para los demás, por eso es necesario compartir y reflexionar como familia. Pensemos: ¿cómo estamos tratando a nuestros hijos? Será que mi hijo está bien con sólo llenarlo de comida y ropas? O, mi hijo realmente es la niña de mis ojos, aquél que ocupa mi corazón y mi atención. ¿Qué lugar ocupa mi hijo en mi vida? ¿Qué lugar ocupan los jóvenes en nuestra comunidad?

La familia no solo es el hogar sino que forma la comunidad. Si realmente asumimos con toda intensidad podemos cambiar esa gran crisis, no solamente la crisis económica sino la crisis en valores. Los jóvenes pueden discernir esta situación, siempre y cuando papá y mamá están ahí cuidando y orientando constantemente la vida de sus hijos.

El evangelio deja un mensaje claro y, para entender los misterios de Dios no es necesario tener la cabeza estructurada y una tradición religiosa, es decir se necesita al ser humano en primer lugar, con humildad y confianza. Vemos al centurión romano que no era judío, sin embargo mirando la vida de Jesús pudo ver en él al Hijo de Dios. En su simplicidad y humildad encuentra el valor del Señor y, justamente muchas veces abandonamos a Jesús porque usamos mucho la razón, sin embargo el centurión usó el corazón, allí Jesús es el que viene a traer la buena noticia, a revertir las situaciones de enfermedad y a cuidar la vida. El centurión nos da una enseñanza que nuestra oración debe ser de comunión y solidaridad, él no vino a pedir para sí mismo, vino a pedir para su servidor y Jesús escucha, esa debe ser nuestra oración, olvidarnos de nosotros mismos y acordarnos de los demás porque somos encargados de la vida de nuestros hermanos, no somos el centro de las atenciones ni la última coca cola en el desierto. La visión es salir de sí mismo para encontrar al otro y la felicidad está cuando afecta positivamente la vida de los demás. La felicidad está en dar la vida por los amigos.

El cristiano es una persona altruista, que se ocupa constantemente del otro y se siente feliz en la medida en que el otro se siente feliz. El rostro del otro refleja mi estado anímico. Cuando el otro está triste, yo no puedo ser una persona feliz. Una oración dicha con ese espíritu de solidaridad, el Señor escucha. El señor elogió al centurión romano diciendo: he pasado por Jerusalén, pero no he encontrado una persona con tanta fe. ¿Porqué? Porque su fe lo movió a interesarse por la vida de los demás.

Nosotros somos cristianos, pero cristianos para qué… para entrar en intimidad con Dios y basta? O venimos acá para cargarnos de energía de tal modo cuando volvamos a casa, al trabajo, colegio… podamos ser una persona de amor que reconstruye la vida de los demás.

Escuchamos el final del evangelio que, justamente esa oración que se hace comunión genera el sueño de Dios. ¿Cuál es el sueño de Dios?  La salvación sea para nosotros y para todos. Termina diciendo que en el Reino de los Cielos vendrán muchos del oriente y del occidente porque Jesús revela que la salvación es para todos.

Hemos tenido la alegre experiencia de la misión casa por casa, que al ser visitado siente el amor de Dios y que la Virgen los acompaña, pero también se dieron cuenta que no basta alegrarse con círculo cerrado, que necesariamente debemos abrirnos para llevar la buena noticia a tantas personas que se han olvidado de Dios. Con esta visita sencilla cuántos milagros se ha producido, quizás esa persona no sabe leer pero con su rosario pueden rezar. Tantas gentes hoy es el fruto de esa misión y no solamente eso, cuántos frutos dio este trabajo a través de la simplicidad de los misioneros y los que acompañaron.

Podemos tener grandes estructuras pero si no tenemos un corazón que en vez de atrapar a la gente, ¿qué hacemos? repelemos, ponemos ambientes generadores de destrucción, de división. Una persona que se retira de la iglesia no es porque no cree en Dios, talvez porque aquello que encontró no lo ha recibido y, nosotros estamos invitados en este día en particular para pensar: de qué soy culpable?, quien se escandalizó por mí? Qué puedo hacer todavía?

El buen trato construirá la comunidad. No podemos maltratar a nadie, me entristece y me genera una angustia tremenda al ver un cristiano maltratando a su hermano, pero ¿qué cristianos somos? No entendimos nada todavía. Cada uno tendrá que responder.

Ser cristiano es ser otro Cristo. Queridos hermanos, que la envidia, el odio, la bronca, el rencor sean eliminados. Pidamos a lo largo de esta novena que cambiemos nuestro parecer, moderemos nuestra conducta. Dios nos necesita pero si estos antivalores persisten en tú corazón, infelizmente no podrás ser instrumento de Dios. Aquí somos una familiar que compone las 14 comunidades, tenemos que cuidar a los pequeños para que ellos se sientan seguros antes los grandes, ayúdenlos a crecer, caminemos como comunidad en comunión. Que esta novena no sea solo una novena, bien sé que muchos esperaron con expectativa esta novena... Llegó la novena y para qué? Este novenario debe transformar nuestras vidas, debe hacernos reflejos de Dios en la casa, en el hogar, en el trabajo.


Queridos hermanos, pidamos esto a Dios. Dios no nos hizo solitarios pero si nos desconectamos de Dios, podemos destruir la vida de los hermanos. Ojalá seamos personas de amor, de paz. Las miradas que generan dolores en el corazón no entren más en nuestros ojos. Esas palabras quitemos de nuestros discursos, que nuestra mirada sea la de Dios, una mirada tierna, lleno de cariño y misericordia. Que nuestras palabras sean de amor y que todos se sientan como hermanos. Somos la sociedad alternativa, somos cristianos y que la gente diga: mira cómo se aman. El que tiene más que comparta con el otro. Así sea.

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