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lunes, 18 de junio de 2012

CARTA ABIERTA DEL OBISPO DE CIUDAD DEL ESTE


CARTA ABIERTA DEL OBISPO DE CIUDAD DEL ESTE
CON MOTIVO DE LOS GRAVES ACTOS
OCURRIDOS EN CURUGUATY

Viernes, 15 de junio de 2012.


Señor Presidente de la República,
Señores y Señoras Miembros del Congreso Nacional,
Señores y Señoras Miembros del Poder Judicial,
Apreciados fieles y ciudadanos:

Nuestro país y nuestra Diócesis de Ciudad del Este, que comprende la zona de Curuguaty, han sufrido hoy una gravísima tragedia. Comparto con todos ustedes el lamento por los numerosos muertos y heridos que han caído, y también, la honda preocupación por la crisis humanitaria y política que se ha producido en el país.
Los Obispos del Paraguay nos hemos ya pronunciado por medio del mensaje de la Conferencia Episcopal. Pero como Obispo de la Diócesis, directamente afectada, nos toca asumir, como Iglesia local, las tareas y funciones que puedan ser necesarias para servir a la causa de la paz y de la concordia desde la esfera espiritual a la que pertenecemos.
Por lo tanto, además de la presencia habitual del párroco y los sacerdotes destinados en la zona, he decidido enviar de inmediato al Vicario General y a un equipo de la Diócesis para ayudar en la atención espiritual y humanamente a los directamente afectados, así como organizar la celebración de la Santa Misa por los difuntos y heridos, y elevar oraciones públicas para pedir por la paz, la reconciliación y la promoción de la justicia en el amor.
No sólo es imprescindible poner término a los actos de violencia. También hay que resolver las causas que han producido esta tragedia. Algo que no hicieron ni el Presidente de la República ni el Congreso de la Nación. Me refiero tanto a las graves injusticias sociales que padece nuestro país como a la instrumentalización ideológica y política para crear violencia y desórdenes mayores.
Esta no es la hora para que partidismos irresponsables busquen sacar réditos políticos. Ante la tragedia sufrida debemos cada uno asumir el rol que nos corresponde y colaborar para superar definitivamente los causales de tanto mal. La situación ya es lo suficientemente funesta como para agravarla por actos o declaraciones que lleven por caminos de inestabilidad institucional política. El estado de derecho –de los derechos de todos– es lo que tenemos que promover de forma conjunta, dejando de lado actitudes partidistas y negligentes, cuando no cómplices y promotoras de lo que ha ocurrido.
Como Iglesia, lo repito, nos ponemos al servicio del bien de todos desde el ministerio espiritual que el Señor nos ha confiado como pastores, pero también desde las responsabilidades políticas y sociales que les toca asumir a los fieles laicos.
Que Dios nos ilumine y nos ayude a transformar esta verdadera tragedia en una ocasión de conversión y de cambios auténticos. Les hago llegar la bendición de Dios a todos, en especial a las familias de los difuntos, a los heridos y sus familiares, y a la población de Curuguaty.

Mons. Rogelio Livieres
Obispo de Ciudad del Este

PS: Pido que esta declaración se lea mañana, sábado, y el domingo en todas las Misas de la Diócesis, y que este domingo se celebre la Santa Misa por la paz y la vida, y el lunes por las almas de los difuntos y la salud de los heridos.
SE RUEGA DIFUSIÓN - ¡Muchas gracias!

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